Frecuentar una iglesia puede mejorar la salud física y mental de las personas, según el profesor de epidemiología de la Universidad de Harvard, Tyler VanderWeele. Citando a la religión como una potencial “droga milagrosa”, la investigación realizada por el indica que ir a la iglesia más de una vez por semana puede reducir la mortalidad entre un 20% y un 30% a lo largo de 15 años.
Realizado con el apoyo de la Escuela de Salúd Pública de Harvard, el estudio sugiere que formar parte de cultso religiosos fortaleec la salud física y mental. VanderWeele afirma que esta investigación no especifíca una fe en detrimento de otra, sino que sugiere que la sociedad este al tanto de esa información.
“Los medios, la academia y el público más amplio podrían usar este nuevo entendimiento para incluir mayor valor social a la religión. Para los individuos, esta investigación proporciona una sutil invitación a considerar lo que la religión puede hacer por ellos”, dijo VanderWeele al sitio USA Today.
Según John Siniff, un periodista especializado en examinar la relación entre la fe y la vida social, las orientaciones de comportamiento indicadas en las iglesias son muy importantes para mantener la salud de las personas. Los que participan, por ejemplo, son menos propensos a fumar o a beber, produciendo beneficios significativos a la salud.
Además de eso, el estudio indica que, debido al mensaje de fe y esperanza, aquellos que frecuentan los cultos son más optimistas y tienen tazas de depresión y suicidio mucho menores. Los datos también muestran que el hecho de que las personas religiosas tienen un propósito mayor en la vida y desarrollan mayor autocontrol, y eso puede beneficiar la salud.
Frecuentar una iglesia puede aumentar las probabilidades de un casamiento estable, expandir su vida social y promover un mayor compromiso en las acciones voluntarias, según informaron VanderWeele y Siniff.
El vínculo entre religión y salud debería hacer que las personas reevaluen el papel de la fe en la sociedad y en la vida pública, según Siniff. “La religión es, muchas veces, percibida negativamente, a veces merecidamente. Pero los efectos de la participación religiosa son profundamente positivos, un punto que es frecuentemente dejado de lado o ignorado. Los beneficios de salud pueden ser atribuidos a una larga lista de virtudes encontradas en una vida religiosa activa”.
Fuente: Guiame
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