En cien días Perú salvó miles de vidas, pero resquebrajó su economía




Miles de casos menos
En uno de los diferentes escenarios que muestra la epidemia en Perú, las autoridades sanitarias remarcan que las medidas que se tomaron para atenuar el impacto de la enfermedad evitaron más de 900,000 casos positivos y 100,000 fallecidos tan solo en Lima.

Esto, a pesar de que la capital peruana es el epicentro de la epidemia, con más de 147,000 de los 260,000 casos que tiene el país, y más de 3,800 fallecidos, lo que ha enervado las críticas que indican que la cuarentena golpeó la economía sin evitar que Perú se haya convertido en el sexto país con más infectados en el mundo.

Aunque los especialistas sanitarios también afirman que se ha logrado reducir la velocidad de contagio en el país, que actualmente se encuentra por debajo de uno, el ministro de Salud, Víctor Zamora, admitió que es probable que los recursos sanitarios sigan siendo insuficientes si se presenta “un rebrote de alta magnitud”.

Duro escenario de crisis
El reverso de la medalla lo ofrece el terreno económico, duramente golpeado tras más de tres meses de paralización casi total, que llevó al BCR a prever que el país sufrirá este año un descenso de 12.5% de su Producto Bruto Interno (PBI), la mayor caída económica de los últimos cien años.

Al representar estas proyecciones, el presidente del BCR, Julio Velarde, usó términos como “terrible, inimaginable” para explicar la afectación económica y llegó a decir que “ni en la peor” de sus pesadillas hubiera imaginado que la economía peruana pudiera caer en 40.5% en un mes, como sucedió en abril pasado.

Además, la caída en la Población Económicamente Activa (PEA) ha dejado millones de hogares afectados que tendrán muy difícil la posibilidad de encontrar un nuevo empleo, lo que haría que la pobreza crezca de 20.5% del 2019 a 27.5% al final de este año.

Sin embargo, los expertos consideran que la economía peruana, que llegó a un promedio de crecimiento anual de 6% en las últimas dos décadas, podría recuperarse totalmente durante el primer trimestre del 2022, lo que también permitirá reducir la pobreza.

Manejo público de la pandemia
Ante esta crisis sanitaria y económica, para Campos se debe remarcar que Perú presenta problemas estructurales “que han aportado a que la gestión de la pandemia sea cien veces más difícil que en otro país”, pero sin dejar de mencionar el poco eficiente “manejo público de la pandemia”.

“Creo que estuvo bien priorizar la salud y mandar la economía al último escalón en los primeros quince días o el primer mes de la pandemia, pero luego tenían que tomar acciones para que la economía no sufra lo que ha sufrido ahora”, opinó.

En ese sentido, expertos y analistas señalan que el cierre de la economía en regiones donde casi no había casos de la enfermedad o la mortalidad era baja, como en el sur peruano, “no tenía sentido”.

“Es cierto que estar vivo es más importante que generar ingresos, pero si tienes tan pocos ingresos que vas a volverte tan pobre que tu salud se va a poner en riesgo, la economía termina equiparándose”, reflexionó Campos.

Marca de la desigualdad
Ahora que el gobierno ha decidido adelantar la reapertura de la economía para evitar un colapso mayor, la analista consideró que se entra en "la etapa de sálvese quien pueda", ya que Perú es un país marcado por la desigualdad económica y social.

“Creo que se va a volver una enfermedad marcada por la desigualdad del país: la clase alta y media alta puede quedarse en su casa y hacer teletrabajo, va a salir mucho mejor parada de esto que las clases bajas, que tienen que salir a trabajar y usar transporte público e ir al mercado, porque no les queda otra”, dijo.

También se debe considerar que Perú es un país con “una clase media muy vulnerable”, lo que va a crear “un nuevo bolsón de pobreza que se va a ver particularmente afectado por la pandemia”, concluyó.
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